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¿Para qué un coach?

Hace ya algunas décadas, en un pequeño pueblo de Tailandia. Unos monjes fueron encomendados para realizar el traslado de un templo. Un Buda gigante de arcilla lo presidía. Entendieron que su transporte debía hacerse con sumo cuidado. Cuando se disponían a desplazarlo, oyeron un fugaz crujido que provenía del sabio Zen. Asustados, decidieron aplazar la labor, no querían deteriorar más al tan sagrado Buda.

 

Durante la noche, uno de los monjes sin poder contener su preocupación, se dispuso a comprobar el estado de la pieza de arcilla. Al entrar en la estancia escogida para refugiar al Buda, se percató que justo encima de su sagrada nariz, había una grieta que reflejaba luz. Curioso se aproximó y acercó un candil. El monje desconcertado cogió un martillo y un cincel. Con mucha delicadeza y con toda su compasión, rompió trocito a trocito, toda la arcilla que rodeaba al gran Buda.

¿Te imaginas qué fue lo que descubrió bajo esa capa de arcilla?. Oro puro. Oro macizo que relucía en todo su esplendor. 

 

¿Y qué pasaría si te dijese que ese Buda eras tú?

 

Todos escondemos un gran Buda de oro en nuestro interior. La arcilla solo lo cubre, lo abriga, lo disimula...

¿Te apetecería conocerlo?. Déjame mostrarte lo mejor de ti. 

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