¿Somos conscientes de todos los logros que hemos ido cultivando a la largo de nuestra vida?. ¿Qué habilidades hicieron posibles esos logros?. ¿Esos éxitos podrían ayudar a definirte?.
Desde bien pequeñitos nos educan desde el condicionamiento negativo. Reforzando sólo lo que podemos mejorar. Sin poner énfasis en lo que hicimos, hacemos y haremos bien. Reafirmando nuestros errores o nuestras faltas. Se nos condena empleando castigos o privaciones con la intención de que el aprendizaje siga su curso. ¿Qué se aprende con todo esto?. ¿A evitar el castigo?. Aprendemos a protegernos de las posibles sanciones pero y la premisa de la lección, ¿Cuál sería?. ¿Cómo se puede aprender a mejorar si no tenemos en cuenta también lo que hacemos bien?.
El refuerzo positivo reaparece en contadas ocasiones y se emplea en última instancia, como último cartucho. ¿Cómo cambiarían las cosas si lo empleásemos como primera opción?. Se utiliza cuando después de poner en práctica lo de siempre, el reforzamiento negativo, junto con los castigos, ya no nos funcionan. Y entonces se produce el cambio.
El reflejo de la educación es a su vez reflejo de de lo social y de lo cultural. Aprendemos de lo que vemos y como nos dicen que debemos hacerlo. Como seres sociales nos adaptamos al entorno. No somos culpables de nada, más que de aprender.
¿Qué nos cuesta más reforzar en el prójimo, lo bueno o lo malo?
¿A qué estamos acostumbrados?
¿Y cuando somos nosotros, quienes recibimos lo bueno, como nos sentimos?
¿Lo has probado?
Te invito a que lo hagas. Hay personas que llegan a sentirse incómodas, cuando sólo reciben halagos. Las costumbres se arraigan en nuestro yo. Cuando desparece lo conocido, aparece la incertidumbre y algunas veces la incomodidad. Todo es cuestión de repeticiones. De la misma manera que aprendimos a relacionarnos reforzando únicamente lo negativo en el otro. Si lo repetimos lo suficiente, podremos aprender también a reparar en lo valioso y también a comunicarlo.
¿No te apetecería conocer cuáles son tus habilidades según tu entorno más cercano?
¿Por qué no se lo preguntas?
¿Te reconoces en ellas?
¿Estás preparado ahora para devolvérselo?. Sólo necesitas tres repeticiones para que esta conducta se imprima en tu inconsciente.
¿Si así lo hicieras, cómo te haría sentir?, ¿y a tu entorno?
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