¿A qué nos referimos cuándo hablamos de perder a alguien?
¿Las personas se pierden como las cosas? ¿Poseemos a las personas? ¿Nos pertenecen como nuestras cosas? Para poder perder algo, lo primordial es poseerlo primero. Esa identificación con la pertenencia o la posesión funciona con los objetos, no con las personas. Ni poseemos a las personas, ni las pertenecemos. Aunque seguimos dirigiéndonos a ellas como si fuesen algo material. El lenguaje probablemente tenga bastante que ver en esto. A pesar de la versatilidad en cuanto a comunicación se refiere, el discurso empleado no siempre es el más preciso. Escupimos palabras sin calibrar en absoluto, todo el peso que pueden darle de más, a todo el argumento. A nadie le gusta perder cosas. No es nada agradable. El alcance del disgusto es directamente proporcional al valor que le demos a esas cosas. Ese valor no es su precio, si no al valor que nosotros le otorguemos. Lo que significan para nosotros, su valor sentimental. En cambio, cuando hablamos de perder a alguien, que no podemos perder porque no la hemos poseído antes, ¿Qué queremos decir? El miedo a perder a algún ser querido, no está en el miedo a la pérdida misma, está en el miedo de no saber qué hacer o quién ser, sin esa persona. Está en la incertidumbre, en el qué pasará cuando ya no esté. No tememos su pérdida, tememos perdernos nosotros sin ellos. Tememos dejar de ser. Los lazos afectivos intensos que aunque pueden parecer enternecedores a veces, también pueden convertirse fácilmente en dependencia mal llevada. El exceso de apego hacia alguien distorsiona la realidad del que lo siente. No concibe lo individual sin el objeto del que depender. No concibe un ser, si no un somos. Y si el objeto del que depender, desaparece y con él, el somos. ¿Qué le queda? El primer vínculo afectivo que debes hacer es contigo mismo. Si dependes de alguien que sea de ti. Aprende a ser de manera individual y a valorarte también de la misma manera. No temas a perder a alguien, ya que nunca fue tuyo. Teme a no encontrarte mientras estás con alguien, teme a no ser tú. ¿Para ser tú, necesitas a alguien más o contigo mismo te vale?
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